Perú: el buen alumno del Banco Mundial en América Latina
En los últimos años, el Perú se ha mantenido bajo los buenos cuidados del Banco Mundial. En 2015, ocupa el puesto 35 en las clasificaciones Doing Business del banco, la segunda puntuación más alta en América Latina, lo que indica que el gobierno ha “creado un entorno normativo propicio para los negocios”. En 2008, Perú solicitó la ayuda de la Corporación Financiera International (CFI), el brazo del sector privado del Banco Mundial, para diseñar un nuevo programa de reformas puesto en marcha en 2009. A continuación, el informe Doing Business registró 15 reformas pro-empresariales ratificadas entre 2010 y 2013. Esto incluye aceleración de trámites ante el registro de la propiedad, recortes en las prestaciones sociales de los trabajadores y reducciones de impuestos para las empresas privadas. Después de las reformas, la Inversión Extranjera Directa (IED) se duplicó de 5,5 mil millones de dólares en 2007 a 10,2 mil millones en 2013.
Sin embargo, la mejora del clima de negocios para atraer la inversión extranjera ha provocado graves repercusiones sobre las poblaciones campesinas, indígenas, los trabajadores y el medioambiente, lo que resultó en el aumento de los conflictos sociales. Al mismo tiempo, la economía peruana, orientada a la exportación, ha experimentado una significativa desaceleración en los últimos tres años, debido principalmente a la menor demanda China por el petróleo y los minerales. La caída de la tasa de crecimiento económico de un promedio de 6,4 por ciento en la década de 2000 a solo 2,4 por ciento en 2014 plantea importantes cuestiones sobre los altos costos sociales y ambientales asociados con el camino de “desarrollo” del país.