Nicaragua: Violencia Desplaza a Comunidades Indígenas Y Las Deja Sin Tierras en Bosawás
por Maxwell Radwin en 15 febrero 2022 | Translated by Natalia Steckel
Los colonos han estado avanzando hacia las zonas rurales del norte de Nicaragua durante décadas, atraídos por el potencial de la minería del oro y la ganadería no reguladas.
El área pertenece legalmente a las comunidades indígenas mayangna y miskito, las cuales han manejado la zona de manera sustentable para su cultivo.
Muchas familias han sido expulsadas por las amenazas de violencia de los colonos y por la destrucción de los bosques y fuentes de agua, de los que dependen para su sustento.
Sin ningún lugar a donde ir, las comunidades indígenas están experimentando inseguridad alimentaria y desnutrición mientras intentan cultivar en pequeñas parcelas de tierra no reclamada.
En el norte de Nicaragua, muchas comunidades indígenas luchan contra el hambre y contra la desnutrición a medida que las crecientes invasiones de tierras los obligan a abandonar los bosques ancestrales, donde cultivaban de manera sustentable.
Los residentes de la Reserva de la Biosfera Bosawás y sus alrededores, cerca de la costa caribeña, (la mayoría de ellos son parte de comunidades indígenas Mayangna y Miskito) no siempre tienen suficiente para comer después de haber sido desplazados por forasteros que ingresan por la fuerza a la zona para extraer oro, para pastar ganado y para talar los 2,2 millones de hectáreas (5,4 millones de acres) de bosque protegido por la UNESCO.
“Por un lado, están la violencia y las masacres. Por el otro, está la situación lenta, dolorosa y morbosa que se crea cuando se quitan las tierras —plantea Anuradha Mittal, directora del Oakland Institute (con sede en Estados Unidos), que ha investigado temas relacionados con los derechos humanos en Nicaragua—. A medida que llega el momento de sembrar frijoles, mandioca y bananas, estas comunidades son expulsadas o tienen miedo de ir a su granja, lo que termina en hambre y en desnutrición”.
Algunos residentes desplazados se quejan de tener bajo peso y de perder los dientes, síntomas comunes de desnutrición. Las personas mayores han muerto de hambre después de haberse negado a comer alimentos procesados, que chocan con las dietas ancestrales a las que sus cuerpos están acostumbrados, según señalaron los líderes comunitarios a Mongabay. Los alimentos procesados tienen peor valor nutricional y suelen incluir carbohidratos básicos en lugar de plantas naturales y carnes de la zona. “Las familias no están comiendo bien, y la variedad de los alimentos ha disminuido —cuenta María, una activista local en la comunidad—. También la cantidad. Y la frecuencia… Hay personas que comen una vez al día”.
Ataúdes en fila en una comunidad indígena del norte de Nicaragua. (Gentileza de Prilaka Community Foundation).
Las comunidades indígenas de la Reserva de la Biosfera Bosawás y alrededores, así como los defensores internacionales de los derechos humanos, sostienen que la tierra ancestral está siendo robada por colonos, mestizos nicaragüenses que llegan de otras partes del país con la esperanza de beneficiarse de la actividad minera y agrícola no regulada. Esto causa una deforestación que dificulta el acceso de los lugareños a los alimentos tradicionales.
La minería del oro y la ganadería son dos de las industrias más grandes del país, que representan casi mil millones de dólares en exportaciones anuales, a pesar de las críticas internacionales respecto de que contribuyen significativamente a la deforestación y a la pérdida de biodiversidad.
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Entre 1987 y 2010, la Reserva de la Biosfera Bosawás perdió más de 500 000 ha (1,2 millones de acres) de bosque. Perdió otras 92 000 ha (227 000 acres) entre 2013 y 2017. Mongabay ha informado sobre los riesgos que enfrentan, a medida que la deforestación se extiende, los ecosistemas locales, e inclusive más de 200 especies de aves, 85 mamíferos y 200 000 insectos, así como también 400 especies de plantas. Mucha de esa biodiversidad era manejada por las comunidades indígenas de manera sustentable antes de que llegaran los colonos.
La deforestación ha dañado las cuencas hidrográficas locales, a medida que va desapareciendo el follaje cercano, y los ranchos ganaderos van contaminando ríos y arroyos. Las poblaciones de peces han disminuido, lo que significa que las comunidades están perdiendo el acceso a una fuente principal de proteínas, según afirmaron los activistas.
El Ministerio de Medioambiente y Recursos Naturales de Nicaragua no respondió al pedido de comentarios. En declaraciones anteriores, el Gobierno ha afirmado que la violencia en la zona se debe a luchas interétnicas, y no a invasiones de tierras. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos (como el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional) acusan al Estado de ser cómplice en la desaparición de los pueblos indígenas.