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La selva tropical caribeña agoniza día a día en Nicaragua

October 3, 2020
Source
Deutsche Welle

Johnny Cajina

En los últimos años, la Costa Caribe de Nicaragua se ha visto afectada por graves problemas ambientales reflejados por la tala sin control, una agresiva explotación minera que envenena los ríos y la invasión de tierras indígenas por parte de agricultores del Pacífico, con la venia gubernamental.

Aunque la deforestación se inició hace varias décadas, el deterioro en el litoral caribeño se aceleró en los últimos años, a partir de la invasión de territorios indígenas por parte de "colonos" (campesinos oriundos del Pacífico) que, según han denunciado organismos independientes y defensores de derechos humanos, cuentan con la protección del gobierno de Daniel Ortega, en el poder desde 2007.

Detrás de los colonos está la mafia maderera en la que directamente estarían implicados personajes ligados al régimen sandinista. Así lo afirma un informe de la ONG estadounidense Oakland Institute, publicado en agosto de 2020, que revela cómo el gobierno nicaragüense "no solo ha fallado en cumplir la protección legal de las tierras indígenas, sino que en realidad desempeña un papel activo en la colonización y explotación por parte de las empresas transnacionales", alentando además la ganadería invasiva y la minería en el país, principalmente en la alejada región caribeña, con el consecuente daño medioambiental.

La fiebre del oro

A partir de la revisión de documentos oficiales, el estudio "Nicaragua: Una revolución fallida. La lucha indígena por el saneamiento", del Oakland Institute, revela que el gobierno ha ofrecido a potenciales inversionistas más de 7,1 millones de hectáreas para concesiones mineras, área equivalente al 60 por ciento de la extensión total del país centroamericano. Otras 3,5 millones de hectáreas (30 por ciento del territorio nacional) se ofrecieron para proyectos forestales, según el documento.

Consultada por DW sobre la problemática ambiental en la región caribeña, Lottie Cunningham Wren, presidenta del Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (Cejudhcan), también apunta su mirada hacia el gobierno sandinista.

"El gobierno de Nicaragua ha jugado un papel activo en alentar la colonización de las tierras en la Costa Caribe. Ha alentado la fiebre del oro, ofreciendo millones de hectáreas disponibles para concesiones mineras, de las cuales más de 800.000 hectáreas se encuentran dentro de la Reserva de Biosfera de Bosawás", la mayor área protegida de Centroamérica, dice la activista.

Promesas de reforestación

Ya en 2015, el gobierno a través del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena) admitía que en una década (2005-2015) se habían perdido más de un millón de hectáreas de bosques en Nicaragua. En octubre de 2019, el gobierno de Ortega anunció que invertiría 110 millones de dólares para reforestar Bosawás (noreste), la reserva de Indio Maíz (sur), los bosques de pinares y el Corredor Seco, estos últimos en el noroeste, mediante el denominado proyecto BIO Clima, apoyado por varios gobiernos y organismos internacionales. Sin embargo, a un año de aquel anuncio, las autoridades no han actualizado información sobre el programa.

Según ambientalistas, las áreas protegidas de Bosawás e Indio Maíz han sido paradógicamente las más afectadas por la deforestación en Nicaragua.

Lottie Cunningham, defensora de derechos humanos y recién galardonada con el Nobel Alternativo de la fundación sueca Right Livelihood Award, identifica tres grandes causas del dramático deterioro ambiental en el Caribe: la minería, la ganadería y la tala. Estas actividades "han devastado el bosque", se lamenta.

En los últimos 50 años, el país ha visto reducida su cubierta fortestal del 76% al 25%, asegura Cunningam, una enfermera de origen miskito, que ha recibido amenazas de muerte por parte de funcionarios sandinistas molestos con su activismo en defensa de los indígenas y de los recursos naturales de la Costa Caribe.